Una forma serena y piadosa de alimentar el espíritu y sanar el corazón

Reseña

San Alfonso María de Ligorio

Su vida estuvo marcada por una intensa actividad misionera. Recorrió pueblos y ciudades, predicando la Palabra de Dios con sencillez y ardor. San Alfonso tenía un don especial para hacer que el Evangelio resultara comprensible y atractivo para todos, especialmente para los más sencillos. Sus homilías y escritos eran claros y concisos, y tocaban las fibras más íntimas del corazón humano. (…)

San Alfonso ponía un énfasis especial en la importancia de los sacramentos. Para él, eran los canales a través de los cuales Dios nos derrama su gracia y nos fortalece en nuestra fe. La confesión, la Eucaristía y la unción de los enfermos eran para él fuentes inagotables de consuelo y esperanza.

Pasos para un confesión

1. Examen de conciencia

Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños. 

2. Arrepentimiento

Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que más nos quiere: Dios.

3. Propósito de no volver a pecar

Si verdaderamente se ama, no se puede seguir lastimando al Amado. De nada sirve confesarse si no se quiere mejorar.

4. Decir los pecados

Hacer a un lado la “vergüenza” o el “orgullo” y abrir el alma, seguros de que es Dios quien escucha.

5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia

Recirbir el perdón de Dios y enmendar las faltas cometidas.